Por Rafael Fernández
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Rafael Fernández. |
Santo
Domingo Oeste.- La política es una ciencia y, de
aplicarla como tal, no hay dudas de que se obtendrían buenos resultados con el
método preciso de aplicación.
Sin embargo, en nuestro país la gran
mayoría de políticos que no estudiaron política, como lo hicieron Juan Bosch,
Balaguer, Peña Gómez entre otros, no tienen la suficiente madurez para trabajar
en pos del beneficio de las grandes mayorías.
Estos políticos viciados y anacrónicos,
que a diario viven embaucando a la población apta para el voto, no piensan ni
por asomo en el pueblo, y mucho menos en que si te ayude debe, lógicamente,
ayudarme, pero, es prudente ayudarte a obtener poder, y después al obtenerlo te
olvidas, totalmente, de quién o quiénes te fueron útil.
Los infelices debemos abrir bien los
ojos frente a este parnaso de ingratos, de simuladores, de embaucadores, de serpientes
y corruptores del bien. En fin se hace necesario trabajar política por
beneficio. Si usted trabaja política, y la primera vez lo hace con un diputado,
senador, alcalde o regidor y no le resuelve, páguele con la misma moneda, ya no
es necesario optar por el sentimentalismo de ante, que decíamos no, Fulano y
Zutano son del partido, debo votar por ellos.
Ya el alcalde que tu ayudaste, el
regidor que tu ayudaste, el diputado que tu ayudaste o el senador que tu
ayudaste, que usaste tus bienes y tu tiempo y que te partiste en diez pedazos para
que este cara de miserable llegue a ocupar la curul, ya no te conoce, si lo
llama no te toma el celular, si va a su oficina, nunca está.
Muchas veces, llegan personas de
paracaídas, y esos tipos que llegan, que van derechito a probar las mieles de
esa curul que tú hiciste de tripas corazón, fajándote todos los días, nunca
hicieron el menor de los esfuerzos para aportar nada, y si hizo algo fue con
todas las comodidades del mundo, incluso con su paga por adelantado.
Esos son los que deben hacer política
frente a estos políticos banales que se pasan la vida engañando al pueblo, de
manera sutil y muy cordial frente al carbonero, al jornalero, al infeliz, al
descerebrado, al conformista, en fin a aquellos que no tienen dos dedos de
frente para pensar y deducir que siempre se repite la misma historia con los
mismos actores principales.
Usted los ve que abrazan con furia
incontrolable y con ímpetu al carbonero, al jornalero, al sepulturero, al
albañil, al pastorero, al que anda montado a caballo, en fin a todos esos
infelices que andan malolientes, por culpa de sus quehaceres.
No obstante estos replicarles que no se
peguen que están andrajosos, y enseguida les contradicen no importa no se
preocupe, pero cuando logran llegar a sus casas se dan un baño de alcohol y
luego se duchan, porque les hieden los pobres y piensan que pueden ser contaminado.
Hasta ahí llega la hipocresía de estos indolentes.
Lo único que no les hiede es el voto y
por eso quieren asegurarse de que el infeliz le acepte su solicitud que es lo
que verdaderamente les interesa, no les interesa más nada. Y mucho menos piensan,
que esos infelices tienen tanto derecho de recibir una ayuda, un puesto en el
Estado, una garantía económica o no, una garantía para los medicamentos de
algunos enfermos que muchas veces van y los buscan solo para obtener el voto de
ellos, y muchas veces estos no consiguen un medicamento para terminar de
morirse.
Entonces yo me pregunto: ¿dónde está la
condescendencia con los de abajo? ¿Dónde está la gratitud que debemos tener por
ti político funcionario? ¿Dónde está ese amor al prójimo que debemos exhibir
siempre? ¿Quién o quiénes pueden salvarle la campana a los que no tienen nada?
¿A quién debes acudir tú en una gravedad cuando tienes un problema que amerita
rápida respuesta de salud? ¿Será preferible dejarse morir, que emprender una
conquista a tu partido y más difícil es si esta en tu gobierno, que te ignoran,
te dan de lado?
Yo estoy seguro de que no hay ni existe
ninguna solución para los pobres; ellos lo tienen todo, y todo parecen no
entender a las grandes mayorías que son los que llevan y ponen y quitan
presidentes, parece mentira, pero es cierto, los pendejos son los únicos que
ponen y quitan presidentes en los países de América Latina.
El gobierno es responsable de que sus
ministros y sus subalternos en direcciones e instituciones, creen fuentes de
empleos y que no continúen las odiosas cancelaciones de dirigentes políticos
que hicieron todos el esfuerzo para que llegásemos nuevamente al poder, deben
pensar en que no te pusieron en el puesto para perseguir y acosar a los demás,
así como tú tiene derecho a comer, los demás tienen el mismo derecho.
¡Quien no está de parte de la verdad
científica, vivirá sin saber que existe!
Hasta la próxima, si Dios, yo y usted lo
queremos.