Por Rafael Fernández
En la República Dominicana se están
dando cosas que al parecer, muestran como artífices de los males que afectan la
ciudadanía de manera odiosa a los responsables de organizar y resolver los
problemas. Por ejemplo vemos los actores principales del orden, corromperse en
bandas dentro de ellos mismos, cuando en verdad lo que deben es subsanar y
corregir el flagelo insidioso que nos atañe de manera directa e indirecta.
Tenemos el caso del famoso (DICAM),
organismo creado con el propósito de corregir y someter a todo aquel, que sea
sorprendido en el tráfico y ventas de estupefacientes, sin embargo, se han dado
a la tarea de crear puentes dentro del mismo organismo para obtener cuantiosos
recursos de aquellos que infringen las leyes y sus principios.
La Policía Nacional, organismo civil
armado, responsable de mantener el orden en la ciudadanía, al parecer se les
han agotado los principios para imponer el orden a como dé lugar, sin embargo,
han optado por involucrarse en cosas que realmente ellos no tienen el derecho
de reorganizarse en bandas para asediar y extorsionar a los infelices
ciudadanos.
Tenemos algunos casos de infelices, que
a fuerza de trabajo han obtenido algún dinerito y han adquirido un motor para y
buscar el pan del sustento suyo y el de
su familia, sin embargo, la Policía los agarra teniendo estos todos sus papeles
enviándole el motor al Canódromo, y lo duro del caso es que tienen que buscar
dinero para sacarlo, pero cuando le hacen entrega, algo le falta, cuando no le
falta una goma, el asiento, un espejo en fin algo debe faltarle, entonces eso
es un gran abuso de estos civiles armados que andan haciendo y desasiendo en
sectores empobrecidos.
Mencionamos los sectores, porque es en
todos que andan haciendo lo que ganas les dé hacer a estos desarmados de
corazón, y vemos los abusos y las arbitrariedades que cometen estos efectivos
policías, desviados de sus realidades, que es la de cuidar y reguardar los
bienes del Estado, y principalmente el bien jurídicamente protegido que es la
vida, pues deben velar por los
ciudadanos, además del orden público.
El Estado dominicano, en su Constitución
lo establece y habla de la integridad física de los ciudadanos.
¿Hasta cuándo estaremos aguantando
desmanes y desvaríos para aplicar las leyes?
¡Hasta la próxima entrega, si Dios, yo y
usted lo deseamos!