Por Luchy Díaz González*
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Luchy Díaz. |
Santo
Domingo Oeste.- Son más de una las controversias por
las que ha pasado la República Dominicana a lo largo de la historia, por
cuestiones de que grandes empresas extranjeras y poderosos países han querido
apoderarse de grandes extensiones de terrenos fructíferos del país.
A pesar de que somos un país
subdesarrollado, geográficamente, poseemos riquezas que despiertan el interés,
la motivación y el ego de empresarios internacionales.
Históricamente, hemos tenido diversos
enfrentamientos, defendiendo varias zonas con riquezas escondidas, con garras,
valentías y orgullo muchos patrimonios, productos y yacimientos.
Muchos han sido los patriotas que han
salido al frente, sin importar lo que pase o lo que devenga, exponiendo sus
vidas, liberándonos de manos extrañas, enfrentando, en muchos casos, a
compatriotas que vendieron su lealtad, por el solo hecho de aumentar sus
riquezas personales, sin pensar en las consecuencias que podrían desprenderse
de sus acciones adversas y poco pensadas.
Hemos salido gloriosos frente a un sin
números de conflictos de esta índole, en lo que los Estados Unidos, España,
Francia, Haití y muchas otras naciones más, buscan imponer sus culturas,
apoderándose así de lo que aquí existe.
En 1861, El General Pedro Santana para,
supuestamente “sanear la crisis económica”, anexó la República a España. En
1867, durante el gobierno de Buenaventura Báez ya existían los rumores de un
posible tratado de anexión de la Bahía de Samaná a los EE. UU., contrato que no
fue ratificado por el senado de EE.UU., gracias a la oposición de dominicanos y
el senador Charles Summer. Pero esto no lo detuvo y, en 1869 arrendó la Bahía a
la empresa Samaná Bay Company, contrato que fue firmado en 1872 y abolido en
1874 por el entonces presidente Ignacio María González, aprovechando este, su
retraso de pago anual al país.
Pero no solo Samaná nos ha provocado
estragos, están: El Parque Nacional los Haitises, Bonao, con la empresa
Falconbridge Dominicana. Zonas que han despertado el interés, a gran escala, de
empresas que buscan emprender sus negociaciones explotando los bienes que posee.
Hoy en día las campañas de concientización
están a la luz del día, una continua lucha en defensa a la no explotación de
Bahía de las Águilas, loma Miranda,
entre otras.
Estos lugares fueron y son la mirilla y
el tema de conversación del país. Varias instituciones como Medio Ambiente y la
mayoría de la ciudadanía están en contra, entienden que la explotación de estas
zonas provocaría la migración y/o desaparición de especies que habitan en el
lugar, contaminación del agua, diversas enfermedades debido al químico
utilizado para la misma, entre otras.
Pero no solo ayer existieron, ciudadanos
desleales, hoy en día sabemos que hay personas que buscan llenarse el bolsillo,
aprovechando las circunstancias, sin pensar en el interés colectivo de las
masas, no teniendo en cuenta que es algo desleal e ilegal contrabandear los bienes
colectivos, ya que las consecuencias a largo y corto plazo serán mayores.
A la hora de contratar con empresas
extranjeras para la explotación de zonas vírgenes como estas, debemos ver si
los beneficios para el país suman o restan al desarrollo, echando de lado los
beneficios personales que podemos llegar a obtener y pensando más en la
colectividad y las generaciones venideras.
*Luchy Díaz González es periodista
profesional y analista política.