Por Rafael Fernández
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Rafael Fernández. |
Santo
Domingo Oeste.- Muchas veces nos equivocamos al escoger
a nuestros amigos, como también nos equivocamos al escoger nuestros candidatos
políticos y, porque no, a nuestros dirigentes de las circunscripciones
políticas.
Al referirme a las circunscripciones,
tengo en primer orden a la número cuatro (4), que es la que tengo el honor de
hacer vida, y conozco a todos los actores que interactúan desde el tiempo
remoto en esa zona política.
De verdad, les digo a mis amigos
lectores, a los miembros del PLD, que son buenos, que busquen a los buenos ¿Qué
consorcio hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué comunión entre la luz y
las tinieblas? No es necesario seguir el consejo de los malvados, ni sentarse
en el banco de los burlones, porque el camino de los perversos siempre tiene mal fin.
Muchas veces la visión es corta e
imperfecta, porque el orgullo y la arrogancia te hacen suponer que la gente
está en tu contra y que nadie te entiende, pero, eso es un espejismo mortal,
por lo que les pido amigos y amigas, sean de corazón humildes.
Quizás piensen ustedes, que soy
inoportuno, pero, es una verdad insoslayable, que la vida te devuelve siempre
lo que tú le das, y el que es bueno siembra el bien y le va bien, nunca podemos
ni debemos olvidarnos de esto.
He denunciado siempre las atrocidades
cometidas por algunos funcionarios prepotentes y arrogantes de este municipio,
y me refiero a los funcionarios del Partido de la Liberación Dominicana PLD,
que son los que tienen la dicha de haberme conocido, quizás como la persona
enemiga del mal y de las cancelaciones injustas de infelices compañeritos.
Muchos funcionarios, directores,
encargados de instituciones, directores departamentales, ven al adversario
interno de su mismo partido, como su enemigo en potencia, y si estos pertenecen
a una facción que por conveniencia no participó en la contienda interna apegado
a sus lineamientos grupales, pues lo crucifican de manera tal que no tiene ni
tendrá vida alguna.
Muchas veces los compañeritos no pueden
interactuar con el personaje que representa “X” porque trabajan en la
institución que representa el personaje “A” y este te ofende, te amenaza con
cancelarte, o te manda emisarios para que te compre o te ofrezca un puesto a
cambio de que tu no haga causa común con el personaje que representa “X” dice
mi amigo y colega Julie Anderson; “eso es chantaje abierto al populismo y a la
desigualdad social del municipio”. Yo diría que es una forma de cómo sonsacar
la apabullante aceptación que representa el personaje “X”.
El personaje “X” ha tenido una grata
aceptación en el municipio, y el municipio ha dicho, a viva voz, que está
cansado de lo mismo, que ya está bueno para aceptar a los que lo engañan
siempre, y que es necesario tener más hijos para que los malos no nos sigan
ganando las elecciones.
Dijo Juan Bosch: “Es hora de quitarnos la careta, porque ya
pasó el carnaval”.
Hasta la próxima entrega, si Dios, yo y
ustedes lo desean…