Por: Andrés Travieso
Andrés Travieso. |
Santo
Domingo Oeste.- “Me da pena que estén enjaulados, pero
les digo una cosa. Yo por momento siento ‘qué feo que es estar enjaulado’. Los
comprendo”, Papa Francisco.
En declaraciones al periódico Hoy, el
día 4 de julio de este año, manifesté que los jóvenes de Herrera que no están
inmerso en el bajo mundo de las drogas son “héroes y valientes”.
El señalamiento lo hice porque, desde el
1992, soy testigo de la calamitosa y trunca realidad que enfrentan los jóvenes
de este sector. Por ejemplo, un clamor frecuente es “quiero un empleo”. El
desempleo es el Goliat que atemoriza a mi generación.
La desesperación que viven los muchachos
de Herrera y del municipio de las flores marchitas es patética y frustrante. El
domingo pasado un joven desempleado y sumergido en la más extrema pobreza me
confesó: “Quiero que Dios me cambie o que me mate”. ¡Dios de amor, cambia a ese
joven!
Anoche una joven talentosa e inteligente,
pero que la sociedad le ha negado acceder a un empleo y la oportunidad de
realizar sus sueños, me susurró lo siguiente (leedlo bien, porque es el susurro
de muchos): “Siento que me estanco y no quiero eso. No quiero oxidarme… tengo
demasiadas metas acompañadas de dones que no puedo desperdiciar”.
Y con lagrimas inundando sus ojos, dijo:
“No nací para estar sentada… nací para volar bien alto. Soy águila, no
gallina”.
Conmovido hasta lo sumo solo logré
decirle a la desesperada muchacha: no te preocupes que se está preparando una
generación para romper las jaulas…y las águilas volarán alto.
Muchachos/as, esto tiene que
cambiar…aceptemos, con valentía y heroísmo, el reto de romper las jaulas, para
no morir.
Buenos
Aires, Herrera.