Por Raúl Germán B.
@raulredaccion y @politicasypoder
Manoguayabo.-
Al ver la mayoría de cuentas de Facebook, Twitter, Instagram; al recibir una
carta, leer un afiche, un periódico, libro; al evaluar los escritos de profesores,
alumnos y profesionales, nos encontramos con la triste realidad de que los hispanohablantes
no tienen una noción clara de cómo escribir correctamente.
Es como si estuviéramos en una “tierra
de nadie” lingüística, en donde a un grupo muy reducido, y de más de 30 años,
es que siempre aboga porque escribamos bien.
Y ¿de dónde viene este asunto?, ¡oh!,
mis queridos lectores, de lo mal fundamentada y disociada que está la enseñanza
en Latinoamérica, sobre todo, del idioma español, el de Cervantes, Pedro
Henríquez Ureña y Pablo Neruda.
Así cómo recomendamos a nuestros alumnos
de periodismo para redactar noticias o notas informativas, haré lo mismo aquí:
vamos al “A-B-C”, a la génesis del problema.
Lo primero es que la inmensa mayoría de
palabras que conocemos en este idioma, las básicas y técnicas, vienen de
lenguas muertas como el latín (la gran parte) y del griego.
¡Anja!, y si esto es así, ¿por qué no
nos enseñaron latín y griego?, porque no siguieron el “A-B-C” de la enseñanza
de calidad.
Y ¿qué nos habría aportado el conocer
estas lenguas muertas?, el tener un diccionario amplio para saber si una
palabra se escribe con ‘c’ o con ‘s’, por ejemplo. Todas las palabras latinas
que terminaban en ‘tio’ pasaron como ‘cion’, con ‘c’ al español: ‘constitutio’ (latín), constitución
(español).
Miren los que nos dice el portal jbrignone.com.ar, del genitivo latín: “los
días de la semana (dies) Martis (día de Marte), > martes; (dies) Jovis (de
Júpiter) > jueves; (dies) Veneris (de Venus) > viernes; y los analógicos
miércoles (de Mercurio) y lunes (de la Luna). Los apellidos con el sufijo -ez
en Castilla y Portugal, y -es en Cataluña y Valencia: Fernández y Hernández
(descendientes de Fernando), Pérez (de Petru > Pero), Martínez (de Martín).
En algunos compuestos, como Sancti Emiteri > Santander”.
Y de ahí se desprende el conocer la
etimología de las palabras, para contextualizarlas en la historia: La palabra ‘academia’
la crean Platón y el héroe griego Academos, que era una escuela superior para
enseñar matemáticas y platónico, en
los jardines de Atenas. ‘Diciembre’ viene del latín ‘decembris’ (décimo mes), porque su calendario comenzaba en marzo. La
palabra griega ‘pedagogo’, antes, era un criado que atendía los niños, y hoy se
ha elevado su significado a profesor. ‘Hecatombe’ proviene del griego ‘hekatom’, que significa 100 y ‘be’, ‘buey’: matanza o sacrificio de
100 bueyes a los dioses. Hoy ‘Hecatombe’ es una matanza o accidente donde
mueran muchas personas, aunque no sean 100 (etimologias.dechile.net).
Estos son dos o tres ejemplos para que
podamos comprender la intención de lo que estamos desarrollando; las cosas que
usted debió saber y estudiar, cada día, para dominar su idioma.
Por otro lado, está el conocer las
estructuras internas de las oraciones y sus funciones. Tenemos las categorías
formales: artículos, adjetivos, sustantivos, adverbios, verbos (sus tiempos,
modos, aspectos, voces), puntualizadores, entre otros. Categorías funcionales:
Sujeto, predicado, objeto directo, objeto indirecto, modificador
circunstancial, factor agente, entre otros. Saber cuáles son los tipos de
oraciones, de párrafos, el uso adecuado de los signos de puntuación, las
palabras homófonas, parónimas, homógrafas, coherencia, cohesión, corrección
gramatical, entre otras.
Después se analiza el estilo, la
estilística y demás: brevedad, concisión, precisión, cadencia, ritmo,
entonación, redundancia, narración, descripción, etcétera. De ahí se desprende
una investigación correlacional: A mayor conocimiento lingüístico, mejor
dominio del idioma español y su redacción (hipótesis).
Este pequeño ensayo nos brinda una gran
oportunidad de saber cuál es la realidad de la comprensión lectora y las
condiciones que deben de darse para que podamos escribir correctamente. Muchos
preguntarán “qué libros nos recomienda, profesor”, y mi respuesta es sencilla:
hay un libro en donde aprendemos de todo: la Biblia.
Espero que este escrito les sirva de orientación
a estudiantes, profesores, profesionales, académicos, empresarios y a todo
ciudadano que se preocupe por su escritura, que es la presentación de su
personalidad.
*Raúl Germán Bautista es profesor
Extraordinario Internacional, investigador en comunicación, investigador en
periodismo, ensayista, escritor, asesor en comunicación y política 3.0 y, lo más importante, un hombre temeroso de
Dios.