Por Raúl Germán Bautista
La calle principal de San Miguel. |
Santo
Domingo Oeste.- Hace tan solo unos años San Miguel de
Manoguayabo era un barrio muy pacífico, en donde solo vivían pocas familias.
Era un lugar tan poco poblado, que usted podía jugar béisbol o vitilla en la
calle principal.
Pero todo cambió, el barrio creció y con él todos
sus alrededores. Este crecimiento ha traído, entre otras cosas, una ola de
delincuencia fatal.
Las calles de San Miguel, poco a poco, se la han
dejado a los ‘tecatos’, vendedores de drogas, a los ‘tiguerones’ y a los atracadores.
Este fin de semana, por la curvita de La Gallera,
atracaron a un agente de la Policía Nacional, le dieron un tiro en un pie y le
robaron su arma de reglamento. Semanas atrás, a un ‘motoconchista’ le clavaron
un cuchillo en el cuello para quitarle el motor. Este fin de semana, en la casa
de la señora Modesta, en la calle Abréu, le robaron el tanque de gas y las
baterías de su inversor. La lista de delitos es interminable.
Pero estos episodios se están convirtiendo en el pan
de cada día del barrio, la gente ha denunciado, en múltiples ocasiones, que han
sido víctimas de los delincuentes; ante la mirada indiferente de las
autoridades policiales y municipales.
En estos momentos, San Miguel se está convirtiendo
en un barrio de esos llamados ‘tierra de nadie’.
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