Lic. Ángela Peña,
Psicóloga Clínica
Ángela Peña. |
Santo Domingo Oeste.- La palabra
benevolencia tiene dos raíces: ‘Bene’, que significa bueno o bien y ‘Volencia’,
que significa voluntad. Así se puede entender que la palabra en su todo tiene
que ver con hacer el bien como una decisión voluntaria.
El Diccionario indica tres acepciones
para Benevolencia: (1) Deseo de hacer bien a los demás. (2) Buena voluntad,
caridad. (3) Un acto de bondad.
La benevolencia es el núcleo del
pensamiento confuciano. Confucio enriqueció el contenido de la “benevolencia”;
elevó a un nuevo nivel el significado de la “benevolencia”; planteó en términos
bien definidos que la “benevolencia” significa “amar al hombre”; y expuso
ulteriormente la idea de que “para ser benévolos, debemos hacer que otros vivan
si queremos vivir y debemos ayudar a otros a lograr éxito si queremos
alcanzarlo”.
Para ser benévolos, “no hagamos al
prójimo lo que no queremos que hagan a nosotros mismos”. Se trata de un
profundo pensamiento filosófico del humanismo, pensamiento que penetra en todos
los aspectos de la doctrina confuciana.
Confucio subraya, especialmente, el
valor y rol de la “benevolencia”, considerando que la “benevolencia” es una
autocultivación indispensable para toda persona y también el principio que se
debe observar para conquistar el país y gobernarlo.”.
El sujeto benevolente tiende a hacer el
bien. Esto quiere decir que realiza lo moralmente o éticamente correcto,
mostrando empatía con el prójimo. Al ser benevolente, la persona desarrolla
tareas solidarias, ayuda a quienes lo necesitan y se muestra afectuosa.
Lo opuesto al bien, por otra parte, es
el mal. Ambos términos se definen a partir de su opuesto. Si está bien ayudar a
cruzar la calle a una anciana, es porque está mal dejarla desprotegida y sin
asistencia, lo que sitúa a la mujer en riesgo de sufrir un accidente.
Cabe destacar que benevolente también es
aquello que no es todo lo malo, negativo o difícil que pudiera ser: “El padre
del acusado pidió al juez que sea benevolente y que tenga en cuenta la juventud
de su hijo”, “El tornado dejó un saldo benevolente, con apenas unos pocos daños
en las casas de la costa
Por ejemplo: “Don Miguel es un hombre
benevolente que siempre colabora en causas solidarias”, “La verdad que el dueño
de la casa es benevolente: nos condonó dos meses de deuda”, “¿No puedes ser un
poco más benevolente y asistir a esa pobre gente?”.
El adjetivo, por lo tanto, está
vinculado con la inclinación a hacer el bien. Para la filosofía, el bien es el
valor que se le otorga a una acción. Se trata de un concepto tautológico, con
definición redundante: lo bueno es lo que está bien.
Benevolencia.-
La benevolencia es unos de los hermosos
rostros del amor. La espiritualidad es benevolencia que se traduce en
pensamientos, palabras y obras adecuados.
La benevolencia es luz, orden, amor,
beneficio y dicha. Induce al perdón, la clemencia, la compasión, la capacidad
para ponerse en lugar de los otros y descubrir y comprender necesidades ajenas
y atenderlas, el juicio equilibrado, la comprensión, y en muchas ocasiones la
actitud indulgente y la tolerancia.
La benevolencia exhala afecto,
sensibilidad, cordialidad y amistad. La persona benevolente comprende y
perdona, evita poner el énfasis en el lado negativo de las demás personas y
aprecia su lado constructivo y positivo.
La benevolencia es nobleza, buenos sentimientos,
sensibilidad, cooperación y desinterés.
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