Por La Redacción
Río
de Janeiro, 13 jul (EFE).- Alemania, gracias a un gol de
Mario Götze en el segundo tiempo de la prórroga, derrotó a Argentina en la
final del Mundial y se coronó campeón del mundo en el mítico Maracaná, donde se
convirtió en el primer equipo europeo que alza la Copa del Mundo en suelo
sudamericano
En una final muy pobre de juego, decidió
Götze, un titular caído en desgracia que necesitaba reivindicarse y que con su
tanto dejó a un desdibujado Lionel Messi sin el título que ansiaba pero que,
por su juego en el partido decisivo, no mereció.
La corona mundial festeja, además, la
propuesta de Joachim Löw. Una idea a la que lleva ocho años amarrada Alemania.
A Löw le gusta que su equipo controle el juego y disponga de la pelota a su antojo,
por más que sepa que el rival se encuentra cómodo defendiendo o se esconda
demasiado. Ni los contratiempos le hacen cambiar.
Y Joachim Löw los tuvo pronto en la
final. O mejor, justo antes de ésta, porque Sami Khedira, uno de los mejores
ante Brasil, se lesionó en el calentamiento. La baja del madridista la suplió
Christoph Kramer y, a éste, poco más de media hora después, André Schurrle.
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