Por Martha Castro Arias*
Santo
Domingo.- Como toda emoción densa afecta directamente a
nuestro bienestar, al equilibrio y al nivel de conciencia con que vivimos,
nuestro cerebro es excelente en esconder lo que no nos gusta, y no nos damos
cuenta que al ocultarnos la verdad estamos renunciando a nuestro poder en el
cambio.
Estamos llamados a trasformar las
emociones más densas: rabia, pena, impaciencia, tristezas, etc.
Somos trabajadores encarnados en el planeta
en este tiempo para colaborar en su transformación energética, las emociones
son energías, transformarlas es un servicio.
*Martha Castro, psicóloga.
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