Por Rafael Fernández
Santo
Domingo.- Sin lugar a dudas, la República Dominicana ha sido
por antonomasia, la cuna de la corrupción, y como estandarte tenemos a los
secuaces que arribaron en el depravado
viaje del 1492, una sarta de corruptos, comandado por el genovés don Cristóbal
Colón, desde ahí surge la simiente de corruptela que hoy en día surge en América Latina.
Si bien es cierto, a partir del 1844,
año en que se erigió la primera República, donde los intereses marcaron el
rumbo de la dirección del Estado, entre los partidos azules y colorado, antes
de haber sido desplazada la famosa Junta Gubernativa, por el bandido de Pedro
Santana, los egoístas Buenaventura Báez y Gregorio Luperón, se alternaban la
dirección del Estado Dominicano, ya sea por elecciones o por golpes o
contragolpes de Estado, con los sucesivos presidentes del partido azul.
Estos copiaron fielmente la destreza y
la capacidad de Cristóbal Colón, de hilvanar las ideas para descalabrar la
simiente República que surgía con ansia de ser libre o que se hundiera la isla,
según instó Juan Pablo Duarte. Sin embargo, estos individuos que carecían de
fe, como es el caso de Buenaventura Báez que hizo una venta onerosa de la Bahía
de Samaná o del traidor Pedro Santana que por un simple título de Maqués de las
Carreras anexó el país, vendieron la República.
Rafael Fernández. |
Hoy en día, hay varios Buenaventura Báez
y varios Pedro Santana en este momento contemporáneo, aunque usted no lo crea,
pero es así, la justicia dominicana no puede aventurarse a juzgar a quienes se
acusan de corrupción, o de haberse robado el erario sin mirar hacia atrás y
procesar a aquellos que tuvieron la gran cachaza de hacer y deshacer en la
dirección del Estado lo que gana les dio hacer.
Hoy en día, muchos de esos personajes
del pasado reciente, corruptos inmisericordes, se pasean en el país como si
nada hubiese pasado, hoy en día esos individuos pernotan sin ningún tipo de
contravención, y solo asechan para decir o gritarle al mundo que son impolutos,
que están limpio, que son puros y que nadie podrá lanzarle lodo en sus caras.
Sin embargo, tenemos la historia que
recoge todos los escenarios habidos y por haber, sin ningún tipo de reserva,
porque esta se nutre del día a día y de los hechos que van acaeciendo sin
importar el momento o el día, se encargara de juzgar a cada quien.
Ahora bien, debemos pensar en la
reciente Constitución Dominicana, votada el 26 de enero del 2010, la cual cita
en su artículo 69 el debido proceso y en su numeral 3 dice lo siguiente: “El
derecho a que se presuma su inocencia y a ser tratada como tal, mientras no se
haya declarado su culpabilidad por sentencia irrevocable”. El numeral 5 dice lo
siguiente: “Ninguna persona puede ser juzgada dos veces por una misma
causa”.
Hay que tener mucho cuidado con los
mamotretos jurídicos, con las acusaciones carentes de base legal, sin
fundamentos, que por solo la imprudencia como madre del improcedente, procedan
a abrirles procesos a ciudadanos que pueden demostrar sus inocencias donde sea.
Espero que las cosas se hagan mejor, y
que todos aquellos que acusen que demuestren el porqué sustentar sus
acusaciones, de lo contrario serán contrademandados por su imprudencia y falta
de visión jurídica. El artículo 87 del Código de Procedimiento Penal está muy
claro para andar divagando.
¡Hasta la próxima, si Dios usted y quien
les dirige estas líneas aclaratoria quieren!
El autor: es un ciudadano con todos sus
derechos civiles y políticos activos.
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