La
Pluma Instruida
Por Carolina Cruz de Martínez
Carolina Cruz de Martínez. |
Santo
Domingo Oeste.- “Hijo mío, nunca olvides las cosas que
te he enseñado; guarda mis mandatos en tu corazón. Si así lo haces, vivirás
muchos años, y tu vida te dará satisfacción”. (Proverbios 3:1, 2)
En vísperas del mes de celebración del ‘Día
del Padre’, es interesante observar que las cárceles de menores que albergan
varones reciben menos visitantes y familiares que las prisiones de adultos.
Los adolescentes que están en conflicto
penal se han constituido los actuales huérfanos de padres vivos, que reciben
como añadidura a su pena, el escarmiento de ser olvidados por su progenitor.
En el Proverbio de más arriba, se
exhorta al hijo a no olvidar las cosas que le son enseñadas, pero, si no hay
padre quien las imparta, ¿cómo un niño que llega a adulto, podrá sentir
satisfacción?
Nuestra nación debe retomar las directrices
originales de aquel que ideó el concepto y la palabra padre. ¿Qué es la
paternidad? en el idioma hebreo, es la palabra “Abba”, que significa “Papito” y
en griego “Patter”, que viene de la palabra Patria.
Curiosamente, ambas palabras significan
lo mismo y combinadas implica un acercamiento del padre a su Patria. Este fue
el diseño original de Dios para los padres, representados en cada nación.
Cada padre está llamado a ser un reflejo
de ‘Abba’ y sus atributos en el hogar, comunidad y nación. Dentro de esos
atributos Dios es fuente, líder, el que lleva la carga, nutridor, cultivador,
estabilizador, proveedor, generador, progenitor, transmisor, animador,
iniciador, adiestrador, gobernador, fundador, sustentador, mentor, autor, modelo,
creador, el que origina, maestro y defensor.
Para un niño o joven sentir la
satisfacción en su vida para escoger el camino correcto, tiene que tener en su
padre un representante de Dios; uno que porte su paternidad. Hombre, ¿puede
Abba contar en que lo representarás?
*Carolina Cruz de Martínez es periodista
profesional.
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