Escrito
por: Andrés Travieso
Andrés Travieso. |
Santo Domingo Oeste.-
Hablar, escribir o leer sobre la juventud me genera un inmenso placer, porque
los jóvenes proyectan esperanza, alegría y entusiasmo en la familia, en la
sociedad; o, como lo diría José Ingenieros: “la juventud es la levadura de los
pueblos”.
¿Quién
no admira la audacia del joven David en su lucha contra Goliat hasta lograr
vencerlo?, ¿Quién no siente admiración por la sabiduría del joven Salomón?,
¿Quién no siente su corazón rebozar de gratitudes por el sacrificio del joven
Jesús? Y ¿Qué dominicano/a no siente orgullo de la hazaña realizada por el
joven Juan Pablo Duarte?
Los jóvenes son valientes, creativos,
desprendidos y fuertes. Ellos –según la opinión de Jesús Adrián Romero- son los
agentes del cambio. El artista cristiano y orador juvenil en Hispanoamérica,
agrega: “Cada generación es marcada por la influencia de los jóvenes. Son los
jóvenes los que establecen los gustos, las modas, los estilos musicales, las
frases populares, etc. Las grandes compañías están siempre atentas a los gustos
de los jóvenes para sus campañas publicitarias. Los jóvenes son el pulso que
marca el ritmo en nuestro mundo moderno”.
Lo
digo de otro modo, sin jóvenes no hay desarrollo. Las altas cifras del
desempleo juvenil y la deserción escolar, no obstante, nos empujan al hoyo de
la incredulidad. Y de repente decimos: en nuestro país no hay futuro, la
sociedad nos ignora, nuestros líderes sociales, políticos, espirituales,
económicos y morales nos han secuestrado el futuro.
No podemos evitar estas interrogantes, que
aguijonean nuestras mentes, ¿Vale la pena seguir viviendo en un país donde el
34% de nuestros hermanos jóvenes ni estudia ni trabaja?, ¿Es justo seguir
habitando una Nación donde el Presidente le niega el 1% del Presupuesto
Nacional al Ministerio de la Juventud, el ministerio que está llamado a
defendernos de las exclusiones?, ¿Seguiremos en
municipios donde sus Alcaldes no dedican el 4% de los ingresos
municipales para beneficiar a los jóvenes con programas definidos y acciones
efectivas?
No
tenemos otra alternativa que la de seguir viviendo en este país, pero en este
enero, mes de Duarte, observaremos el consejo del profesor José Rafael
Lantigua: “La juventud, ansiosa de liberaciones fundamentales, ávidas de
mayores oportunidades de servicio, seguidora de hombres e ideas que prometen
una mejor existencia para la humanidad, debiera mirar hacia Duarte para conocer
un carácter que no descansó hasta ver lograda su obra de redención, y que aun
así, por encima de todas las controversias siguió ofrendando lo mejor de sí a
ese propósito, hasta su muerte”.
Sí, señores, seguiremos aquí, pero gritando a
cada segundo: ¡Devuélvannos el futuro que nos han robado!
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