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miércoles, 26 de junio de 2013

Por Licda. Ángela Peña*

Ángela Peña.
Santo Domingo Oeste.- El término afable  se emplea para dar cuenta de aquel individuo que en el trato como en la conversación se destaca por ser agradable, amable.

Ser afable es una de las cualidades mejor valoradas por la mayoría de las personas, porque la persona puede ser educada, vestirse bien, comportarse de acuerdo a lo que un determinado protocolo solicita pero si en la materia de amable y agradable no califica, decididamente, es un enorme punto en contra.

La persona afable es una persona que dispone de buenos modales, lo que popularmente se conoce como una persona bien educada, lisa y llanamente porque el ser afable engloba varios aspectos que hacen a una persona bien educada, tales como consideración por los demás, respeto, atención respecto de sus interlocutores.

Y justamente este último punto resulta ser uno de los fundamentales para determinar la afabilidad de alguien, porque no habrá dudas de esta condición si la persona en cuestión escucha con una sonrisa, aún ya sabiendo lo que le están diciendo, es decir, no le echará en cara a su interlocutor que lo que le está contando ya lo sabe de memoria, sino muy por el contrario lo escuchará con paciencia y buena disposición hasta el final de su exposición.

Raramente una persona afable, que por tanto presenta las características mencionadas, causará una mala impresión.
Por otra parte, ser afable implicará que de por sí la gente te quiera y te respete y esto será viable simplemente porque quien es afable es el que da el primer paso en este sentido, respetando y queriendo a los demás.

Pero ojo, que ser afable no puede fingirse, ya que de inmediato quedaría tal situación en evidencia.

Otra cuestión que tampoco se puede soslayar es que el ser afable abre puertas, no solamente de oportunidades laborales y profesionales que podrían mejorar un escenario económico, sino que además abre las puertas para relacionarse con los demás, aún con aquellos absolutamente diferentes y que forman parte de otras culturas. Sin dudas ser afable ayuda a una convivencia armónica.


Licda. Ángela Peña, psicóloga. 

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