Por Raúl Germán B.
@raulredaccion
Santo
Domingo Oeste.- El Plan de Seguridad Ciudadana procura
que provincias tan violentas como la de Santo Domingo puedan encontrar una
posible paz que, por cierto, no está en manos de hombres ni mujeres.
En municipio como Santo Domingo Oeste,
copado de jóvenes que ni estudian ni trabajan (‘nini’), no practican deportes,
una población proclive a la corrupción y perdición permanente; no es fácil
hablar de seguridad.
Los grandes monumentos y obras de
infraestructura de aquí son los ‘colmadones’, barras, ‘driks’ y discotecas;
lugares, en su mayoría, sin una seguridad mínima para los parroquianos que
asisten.
Y dentro del municipio, Herrera es quien
lleva la voz cantante en la producción de noticias violentas y de personajillos
del crimen organizado, solo hay que revisar la historia reciente para constatar
esto.
El último hecho de sangre fue un poco
extraño: unos “desconocidos” llegaron a un ‘colmadón’ de la Isabel Aguiar,
frente a UTESA, y comenzaron a disparar como si estuviesen en el Viejo Oeste.
Lo grande del caso es que no apareció ni
un agente de la Policía Nacional ni de la Municipal, en fin, ninguna autoridad
competente.
Hemos creído que la seguridad ciudadana solo les pertenece al Gobierno o al Ayuntamiento y, aunque es verdad, no hemos hecho nada
para contribuir con esto.
Todo aquel que va a un lugar de
perdición y provocación, como estos, es un candidato a ser protagonista de un
hecho de violencia.
Dediquemos más tiempo a educar a nuestros
hijos y a estar en el calor de la familia. No hemos comprendido que la calle,
tomada de esa manera, es para ‘chulos’ y ‘cueros’.
El alejamiento de los mandamientos de
Dios y el rechazo a su Orden Divino está llevando a esta sociedad a una
destrucción lenta, pero permanente, la cual no está, como hemos dicho, en manos
de hombres ni mujeres de esta tierra.
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