Por Juan Terrero Pérez*
Santo
Domingo Oeste.- Un joven dirigente del Partido
Revolucionario Dominicano (PRD) se ufanaba, recientemente, en decir que
esperaba que una posible decisión que emitiría el Tribunal Superior Electoral a
favor de la corriente en que está alineado en el partido blanco, acabara con la
telenovela del PRD.
Muchas gentes del común del pueblo
consideran que la crisis del PRD se resuelve con una especie de “decreto”.
¿Anjá? ¿Sacando de un plumazo a Miguel Vargas e Hipólito Mejía de la contienda?
Pero, a todo ello debemos preguntar, ¿Es
la política un asunto de decretos y toma de decisiones arbitrarias? No…
La política es cuestión de advenimiento;
de entendimientos; de ceder, ambas partes; conversar sanamente; de entender que
mis derechos concluyen y comienzan los de los otros.
Nunca abrogarme el derecho de ser Ley,
Batuta y Constitución. Eso fue Trujillo, pero eran otros tiempos, en que el
país se manejaba como una gran finca propiedad del tirano.
El problema del Partido Revolucionario
Dominicano se resolverá cuando las partes en conflicto entiendan que,
únicamente, con una agenda consensuada entre ellos, que se aboquen a discutir
los planes para la realización de las reuniones de sus organismos y la
preparación de una convención, en la que participen los perredeístas, sin
exclusiones. Y que la minoría reconozca el triunfo de la mayoría, después de
una consulta libre, donde las bases del partido decidan el camino. Sólo así se
acabaría la crisis que diluye al Partido Revolucionario Dominicano.
Nunca jamás, el problema del PRD podrá
resolverse, porque un tribunal creado y que responde a los lineamientos de dos
líderes políticos, evacué una decisión favorable a una de las partes, de manera
antojadiza.
Lo que consideran lo contrario, buscan
que la crisis del PRD se prolongue en el tiempo, para seguir con sus macabros
planes de acabar con ese instrumento despueblo y de la democracia dominicana,
que es el PRD.
*Juan Terrero Pérez es periodista
profesional y analista político.
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