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El Gobierno de Danilo sigue trabajando

viernes, 27 de junio de 2014

Por Alberto  Quezada*

Santo Domingo.- Es increíble cómo  sectores políticos, sociales, económicos  y mediáticos  de la sociedad dominicana han puesto de manifiesto en los últimos dos años los sentimientos más bajos y degradantes hacia una figura política y expresidente de República.

Creo que en el  contexto del sistema democrático dominicano,  después de Joaquín Balaguer, el  profesor Juan Bosch y el doctor José Francisco Peña Gómez, nadie ha sido tan difamado, irrespetado y calumniado  como el expresidente Leonel Antonio  Fernández Reyna. ¡Dios mío!

Es insólito ver  y escuchar cómo, desde diferentes trincheras, espacios  políticos  y colectivos de la sociedad  civil nacional e  internacional salen con frecuencia  los ataques más feroces, despiadados, insólitos e interesados hacia  la figura del exjefe de Estado dominicano, del partido de la estrella amarilla.

Al parecer, esos sectores no le perdonan al político dominicano del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que  haya ganado,  de manera democrática,  tres periodos presidenciales con más de un 50 por ciento, todos en primera vuelta.

O quizás será que esos mismos  sectores que le salen como jauría le duele en lo más profundo que ese joven político  insular haya alcanzado, sobre la base de su talento, capacidad política  y dedicación un espacio privilegiado de liderazgo en el ámbito nacional, regional y global.

Me resisto a creer, que esos mismos intereses todavía no le hayan perdonado  al doctor Fernández la aprobación de la propuesta  que le hiciera  a la Organización de las Naciones Unidas  contra la especulación en los mercados de futuro de los alimentos y el petróleo.

Pero a pesar de  todos esos improperios, infamias, calumnias, irrespetos y difamaciones hacia la figura política e intelectual del doctor Fernández Reyna, su figura lo que hace es que  se agiganta, crece y vuela como solo lo hacen los grandes gladiadores de su estirpe.

Su obra material está ahí, su contribución al engrandecimiento espiritual del pueblo dominicano aún permanece, sus realizaciones son evidentes, sus vuelos y sus luces son superiores a los de la recua criolla. Pero que va, no le perdonan.

No quiero erigirme, en este momento, como un defensor rabioso de Leonel Fernández, él no lo necesita. ¿Quién soy yo para defenderlo?, pero estoy en el deber de hacerlo porque lo creo de justicia, porque no se puede permitir que bajezas humanas, como el odio, la simulación, resentimiento y la intriga se erijan como instrumentos de lucha política en la República Dominicana en pleno siglo XXI.

Quiero que quede claro que el expresidente Leonel Fernández, en sus diferentes periodos de gobiernos, cometió errores, así como también logró grandes cosas, pero es una canallada pretender aniquilarlo políticamente de la forma más rastrera.


*Alberto  Quezada es periodista.

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